La falta de preparación de los consejeros en la gestión de crisis: Una amenaza silenciosa para las empresas

En el complejo entorno empresarial actual, las crisis no son una cuestión de «si» ocurrirán, sino de «cuándo». Sin embargo, muchos consejos de administración siguen operando bajo la peligrosa ilusión de que las crisis son eventos improbables o que, en caso de ocurrir, podrán ser manejadas de manera improvisada. Esta falta de preparación no solo […]

En el complejo entorno empresarial actual, las crisis no son una cuestión de «si» ocurrirán, sino de «cuándo». Sin embargo, muchos consejos de administración siguen operando bajo la peligrosa ilusión de que las crisis son eventos improbables o que, en caso de ocurrir, podrán ser manejadas de manera improvisada. Esta falta de preparación no solo es irresponsable, sino que coloca a las organizaciones al borde del abismo cuando inevitablemente enfrentan situaciones críticas.

La ilusión de la invulnerabilidad

Es alarmante constatar que una proporción significativa de empresas carece de planes de gestión de crisis bien estructurados. Un estudio de PwC revela que el 69% de las organizaciones ha experimentado al menos una crisis en los últimos cinco años, pero el 39% admite que no tenía un plan adecuado para gestionarla. Esta negligencia estratégica sugiere una confianza infundada en la invulnerabilidad de la organización o una subestimación de las posibles amenazas. La realidad es que ninguna empresa está exenta de riesgos, y la ausencia de una preparación adecuada puede amplificar exponencialmente el impacto de cualquier crisis.

Consecuencias de la falta de preparación

La carencia de una estrategia de gestión de crisis puede desembocar en:

  • Respuestas descoordinadas: Sin un plan claro, las acciones durante una crisis pueden ser caóticas, lo que agrava la situación en lugar de mitigarla.
  • Pérdida de confianza: Clientes, inversores y empleados pueden perder la fe en una organización que demuestra ineptitud en momentos críticos.
  • Impacto financiero: La mala gestión de una crisis puede traducirse en pérdidas económicas significativas, desde disminución de ingresos hasta costosos litigios.
  • Daño reputacional duradero: La imagen de la empresa puede quedar empañada permanentemente, afectando su posición en el mercado a largo plazo.

Según un informe de Deloitte, el 87% de las empresas que sufren una crisis mal gestionada ven una caída en su valor bursátil en el primer año, y muchas nunca logran recuperar su reputación previa.

El papel crítico del Consejo de Administración

El consejo de administración tiene la responsabilidad fiduciaria de garantizar que la empresa esté preparada para enfrentar crisis. Esto implica no solo la aprobación de planes de gestión de crisis, sino también la participación activa en su desarrollo, implementación y revisión periódica. La falta de involucramiento del consejo en estos asuntos es, en sí misma, una negligencia que puede tener consecuencias catastróficas.

Ejemplos de falta de preparación y sus consecuencias

Un caso ilustrativo es el de Equifax, que en 2017 sufrió una de las brechas de datos más graves de la historia, comprometiendo la información de 147 millones de personas. La falta de protocolos claros y la ausencia de liderazgo en la gestión de la crisis derivaron en una pérdida de confianza masiva, multas millonarias y la dimisión de su CEO.

Otro ejemplo es el colapso de Thomas Cook en 2019, que no solo se debió a problemas financieros, sino también a la incapacidad de su dirección para responder rápidamente a la crisis. La falta de una estrategia efectiva de comunicación y gestión contribuyó al caos, dejando a miles de clientes y empleados en la incertidumbre.

La necesidad de una cultura de preparación continua

La gestión de crisis no es una tarea puntual, sino un proceso continuo que requiere:

  • Formación y Simulacros Regulares: El consejo y la alta dirección deben participar en entrenamientos periódicos para estar preparados ante diversos escenarios.
  • Evaluación y Actualización Constante: Los planes de crisis deben revisarse y ajustarse regularmente para adaptarse a nuevas amenazas y cambios en el entorno empresarial.
  • Comunicación Transparente: Establecer canales de comunicación claros y efectivos para informar a todas las partes interesadas durante una crisis.

Conclusión: El desafío para los Consejeros

Ignorar la preparación para la gestión de crisis es una apuesta peligrosa que ninguna empresa puede permitirse. Los consejeros que desestiman la importancia de estar preparados no solo ponen en riesgo la estabilidad de la organización, sino también su propia responsabilidad y reputación.

En un mundo donde las crisis surgen con una velocidad y magnitud sin precedentes, la pregunta no es si su organización enfrentará una crisis, sino si estará preparada para superarla. Si la respuesta no es un sí rotundo, es momento de actuar. La formación en gestión de crisis no es un lujo ni una opción, sino una necesidad imperativa para cualquier consejo de administración responsable.

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