Crisis Cero: El gran autoengaño de la ciberseguridad moderna

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“No es que las crisis ocurran. Es que preferimos ignorarlas hasta que son imposibles de ocultar.” Vivimos en la era del control aparente. Sistemas monitorizados, dashboards en tiempo real, análisis predictivo… y sin embargo, cuando llega la crisis —porque siempre llega— nos sorprende igual que antes. O peor. En ciberseguridad, la gestión de crisis no […]

“No es que las crisis ocurran. Es que preferimos ignorarlas hasta que son imposibles de ocultar.”

Vivimos en la era del control aparente. Sistemas monitorizados, dashboards en tiempo real, análisis predictivo… y sin embargo, cuando llega la crisis —porque siempre llega— nos sorprende igual que antes. O peor. En ciberseguridad, la gestión de crisis no falla por falta de tecnología, sino por un problema mucho más humano: la negación organizada.

El síndrome del “todo bajo control”

En muchas organizaciones, el verdadero protocolo de respuesta ante una crisis es este: esperar que pase sola sin que nadie de arriba se entere. Lo hemos visto repetidamente: ataques que se ocultan, brechas que se minimizan, incidentes clasificados como “anomalías” o “comportamientos atípicos” para evitar activar planes de contingencia.

¿La razón? La crisis no es solo una amenaza técnica, es un juicio de valor sobre el liderazgo. Reconocer que algo ha fallado implica aceptar que no todo estaba tan bien gestionado como parecía. Y eso, en entornos corporativos verticales, es casi un acto de traición interna.

Simulación, ritual y silencio

La gestión de crisis en ciberseguridad se ha vuelto, en demasiadas ocasiones, un ritual vacío. Se redactan planes que nadie lee. Se hacen simulacros con incidentes inventados y respuestas ensayadas. Se crean comités de crisis que no deciden nada real. Se recurre a consultoras para que elaboren informes… que se guardan sin aplicar.

Mientras tanto, el enemigo —a veces un adolescente con acceso a un foro de AI criminal, a veces un Estado-nación con recursos infinitos— no necesita simulacros. Solo necesita que sigamos mintiéndonos unos a otros con una sonrisa y un plan en PDF.

El verdadero reto: aceptar la verdad a tiempo

La pregunta clave ya no es si una organización va a sufrir una crisis, sino cómo va a reaccionar cuando ocurra. Y eso empieza mucho antes de que salte la alerta en el SOC.

Gestionar bien una crisis no es cuestión de tener respuestas perfectas. Es cuestión de tener una cultura que no penalice la verdad incómoda. De crear espacios donde el CISO no tenga miedo de decir “esto no está bien”. Donde los técnicos puedan levantar la mano sin que se interprete como una amenaza. Donde el comité de crisis no sea un teatro de roles sino un equipo real que decide bajo presión.

Crisis como revelación

En la filosofía oriental, la crisis no se ve como una anomalía, sino como un momento de verdad, de transformación. De ruptura con la ficción de control. En ciberseguridad, deberíamos adoptar la misma visión: cada crisis es una oportunidad de ver con claridad quiénes somos, qué hacemos bien y qué estamos postergando peligrosamente.

Pero para eso, hay que estar dispuesto a mirar. Y, sobre todo, a escuchar.

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